digitalización y medioambiente

Durante el Estado de Alarma se ha reducido la contaminación debido a la parada de la actividad y en especial por la drástica disminución del tráfico, pero también por el menor consumo energético en las empresas. Pero en el sector energético ha habido en general un impacto negativo, especialmente duro en el segmento del carbón, lo que pone a las renovables ante un nuevo reto contra el cambio climático.

Un punto y aparte

La pandemia ha provocado una caída en la demanda de energía global, además de un desplome a mínimos históricos del valor del petróleo. Además, ha supuesto un daño irreversible en la industria del carbón, una fuente de energía que afronta una situación casi irrecuperable por la imposibilidad temporal de extracción, por sus altos costes, baja demanda y alto grado de contaminación.

Una vez superada la recesión, se espera que la demanda de energía se recupere con la esperada electrificación de sectores, ofreciendo un horizonte muy optimista para el sector de las energías verdes.

Ante esta situación optimista pero incierta, es necesario proteger a inversores, propietarios y operadores de activos de energía renovables. Gracias a la aplicación de tecnologías digitales, técnicas de gestión de activos y analítica de datos, se logra impulsar la mayor transparencia en los costes de operación, la optimización de recursos en la gestión técnica y comercial de parques y el aumento de la rentabilidad en la producción de energía renovable.